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miércoles, 24 de octubre de 2018

Italia y España montan una Pisa en Europa



Italia está poniendo a Europa en un brete. Lo mismo quiere hacer el Gobierno socialista de Sánchez, apoyado por Podemos.

Italia es la octava potencia económica del mundo y la cuarta economía europea, después de Alemania (primera), El Reino Unido (segunda) y Francia (tercera). El país, en este momento, está endeudado en un 130 por cien de su Producto Interior Bruto. Es decir, más de 2,5 billones de dólares que es casi equivalente a cuatro veces del total de la economía suiza. Mientras que la deuda española es de 1,16 billones de dólares.

La economía italiana no ha crecido -debido a su falta de competitividad e inversiones en I+D, y porque aumentó el nivel de impuestos a las empresas italianas, impidiéndoles crecer e invertir, aparte de derrochar el dinero a espuertas y de contratar cada vez más funcionariado - ni ha logrado llegar a los niveles en los que se encontraba antes de la crisis económica que comenzó en 2008. Debido a diversos problemas, entre los más importantes son: el paro y una tasa muy alta de población envejecida. Su cifra de paro es del 10%, siendo su paro juvenil el 40%. 

El Banco Central europeo ha anunciado públicamente que va a cesar, en diciembre, su compra de Bonos de deuda a Italia.

Desde que este Gobierno populista italiano llegó al poder en el mes de junio de 2018, liderado por Giuseppe Conte, formado por miembros antisistema y euroescépticos y la Liga (partido de ultraderecha) su Deuda y Déficit no paran de aumentar. Lo que ha hecho en septiembre, el nuevo Gobierno Italiano, es presentar un Presupuesto que supera ampliamente su techo de gasto, subiéndolo al 2,4% de su PIB, cuando su previsión de crecimiento es de tan solo del 1% para los próximos años. En resumen, lo que se plantea es gastar más de lo que la UE les permite, al igual que lo que el PSOE quiere hacer en España.

Dado que todos los países de la UE han acordado unos límites de gasto público y se han comprometido a cumplir ese pacto económico, también han planificado la medida llamada “senda del déficit”, de cara al futuro, que marca el techo de techo de gasto que, cada uno de los países de la UE, no puede superar a lo largo de los próximos años. Este límite trata de prever nuevas crisis económicas graves y mantener la solvencia de los países miembros.

El Bono italiano, Bono de rentabilidad a diez años, se ha disparado a más del 90%. Esto se debe a que los inversores en el mismo piensan que ha aumentado el riesgo y exigen mayor interés por el préstamo de su dinero a los italianos. Ahora, cada vez que el Gobierno italiano emita Deuda Pública tendrá que pagar intereses más altos por cada préstamo que reciba. Si no fuera porque el Bono italiano es en realidad alemán, el Bono italiano sería un "Bono basura", y Europa ya estaría, de nuevo, hundida en una nueva crisis económica, pero de mayor envergadura que la anterior. 
Debemos tener en cuenta que, en 2020, Italia debe pagar una deuda de más de seiscientos millones de dólares, más el déficit que vaya acumulando hasta ese momento. Este déficit va a suponer una cifra superior a setecientos millones de dólares, para entonces.

Además, el hecho de que el Banco europeo haya suspendido la compra del Bono Italiano, supondrá un mayor aumento de la deuda italiana.

La crisis financiera italiana se va a extender por toda Europa, por su importancia económica y por el tamaño del país. Pero esta nueva crisis económica será superior a la que provocó Grecia, ya que es un país mucho menos importante en Europa, económicamente hablando.

Ceo que hasta un lector tonto se daría cuenta de que el mismo problema que Italia está provocando en Europa, lo puede provocar, de nuevo España, si Europa permite al PSOE salirse con la suya en cuanto al Presupuesto de Déficit que ha presentado.

¿Van Italia y España a quebrar, de nuevo, la estabilidad económica europea?


jueves, 23 de julio de 2015

Funcionarios y pensionistas sois mi tesoro público



Mi tesoro público: Berta-Isabel Cuadrado Álvarez




Hoy el Parlamento griego ha aprobado, mediante votación mayoritaria (230 votos a favor, 63 en contra y 5 abstenciones), su tercer rescate. Donde cabría destacar que, hasta Yanis Varoufakis, el exministro de Finanzas, que dimitió al día siguiente del Referendum, después de haber apoyado el “no”, ha cambiado su voto por un “sí, a pesar de que aún 31 diputados de la agrupación de izquierdas, SYRIZA, hayan votado “no”.

Esto significa la aceptación de dos paquetes de medidas imprescindibles que sus acreedores pusieron en la mesa de negociación antes para poder pactar un nuevo préstamo. Esto traerá cambios importantes a la sociedad griega, que está, desde hoy, avocada a una “modernización” impuesta por Europa, que incluye la adopción de la directiva europea sobre el saneamiento de los bancos y la aprobación de una norma que garantice, en caso de quita, los depósitos de hasta 100.000 euros; así como, la reforma del código civil.

La opinión de los griegos está, como ocurrió antes y después del Referendum, dividida. A los que les preocupa más el ahora, no les importaría quedar aislados y regresar al dracma (al igual que piensan los extremistas españoles), su exmoneda nacional. Los que piensan con miras de futuro (los moderados y resignados), creen que una involución, y el alejamiento de Europa, serían peor.  

Alexis Tsipras no niega que ha tenido que tomar unas medidas muy duras, al igual que en España, lo tuvo que hacer Rajoy antes.

Entre estas medidas  -que afectan a los impuestos, las pensiones y las privatizaciones-  se incluyen la subida del IVA del 13 por ciento al 23 en alimentos procesados y transporte público, y una que es motivo de gran polémica entre los dependientes, es la apertura de tiendas los domingos.


¿Qué ganaron los griegos con su Referendum? Que sus acreedores perdieran su confianza en las políticas económicas de Tsipras.


¿Qué gano Tsipras? Antes tenía un gobierno que se encontraba en minoría, bajo el  falso eslogan de “las izquierdas unidas ante la adversidad”, ya que están, en la realidad, enfrentados por políticas distintas e  intereses encontrados, que se oponen a las reformas imprescindibles para que Grecia salga del atolladero. Su presidente se vio reforzado en el Referendum, pero ante el abandono de Varoufakis y la falta de apoyo que no encontró en Putin, no tuvo más remedio que buscar el aval de la oposición, para poder ganar la votación que se ha celebrado esta noche.

Creo que haciendo un estudio comparativo entre la suerte de Tsipras y la de Rajoy, hay que reconocer que, la oposición griega es más responsable y dialogante, puesto que no le ha importado ceder en sus posturas políticas para arrimar el hombro ante un estado de emergencia. Algo que no le ocurrió, en ningún momento, a Rajoy con su oposición en España.

España es un país desgraciado, donde el PSOE, no solo negó esta crisis, se retrasó el tomar medidas que la paliaran, sino que a la hora de unir esfuerzos para superarla, ha seguido negando apoyo y responsabilidades. Es decir que, al igual que en Grecia, tenemos una izquierda “desunida” que,  no sabe ser responsable, ni en el poder ni en la oposición, para desgracia de la clase trabajadora.

Las medidas tomadas en Grecia son tan duras como las que se tomaron en España, por parte del gobierno de Rajoy. Ahora, aquí, parece que empiezan a dar frutos positivos. Espero que muy pronto ocurra lo mismo a los griegos que, al igual que en España, tendrán que apoyarse en los pensionistas y los funcionarios públicos, porque son los únicos que, al igual que ocurrió en España, van a ser los únicos que no podrán evadir sus impuestos.

MORALEJA: Cuando veas a tu país hundido en la penuria, no serán los profesionales evasores de impuestos, ni los radicales de izquierdas o de derechas, los que lo saquen adelante, sino los pensionistas y los funcionarios los que lo salven. Así que cuídalos como “oro en paño” porque ellos son tu “gallina de los huevos de oro”.

miércoles, 8 de julio de 2015

La UE necesita corazón








La Unión Europea está muerta porque le falta corazón. No existe porque los países integrantes y los ciudadanos que la formamos no creemos en ella. Si la Unión Europea creyera en que es posible una Europa Unida no tendríamos unas miras tan estrechas, basadas en egoísmos nacionalistas.



Mientras que Europa no se replantee las políticas económicas que han llevado a la ruina a los países mediterráneos, la Unión Europea seguirá siendo una falacia.



Estos días, resulta una paradoja que un símbolo, de la supuesta Unión Europea, sea un templo Griego. 



Creo que, a raíz de esta re-crisis originada por Grecia, la UE debería cambiar su lema de “Unida en la diversidad” por el de “Unida en la diversidad y la adversidad”.



La UE tiene todo lo necesario para una bonita campaña de marketing: una bandera, un himno, un día y un lema, pero carece de lo esencial, un corazón, que es lo que mantiene unidas a las personas, por encima de las políticas.

La UE no ha fomentado la unidad, se ha limitado a aceptar, a regañadientes, la diversidad. Por eso dentro de ella sigue habiendo países de primera, segunda y tercera clase. ¿Por qué?  Por que, cuando se firmó el Tratado de la Unión Europea en Maastricht, el 7 de febrero de 1992, se basó en tres tratados económicos anteriores. Y se continuó en esa línea de que, la base económica fuera el pilar fundamental. 



¿Qué es lo que quieren los países integrantes de la EU? ¿Una Europa fuerte y unida? Entonces el Tratado que la gobierna en este momento no es suficiente para que pueda conseguir ese objetivo.



Si lo que se quiere formar, es algo parecido a una Europa Federal tendrá que estar unida por algo más que por un tratado económico.



¿Qué saben la mayoría de los ciudadanos españoles sobre Europa y su funcionamiento? ¿Sienten todos los ciudadanos de la UE que los problemas que la atañen son algo suyo también? No tengo la impresión de que la respuesta sea satisfactoria a ambas preguntas. ¿Cuál es la causa de que la mayoría de los españoles desconfíen de todo lo que viene de Alemania o de parte de la Sra. Merkel? Pues porque tenemos la conciencia que no estamos al mismo nivel. Mientras que ellos están en el camarote de primera clase, nosotros seguimos en el de tercera.



¿Tiene los alemanes y los franceses la culpa de ello? Supongo que los ciudadanos que vivimos en los países de tercera clase, en una gran mayoría pensamos, que sí. Mientras que los ciudadanos de los países  de primera y segunda clase tachan a los de la tercera de vagos, despilfarradores, contribuyentes irresponsables, falsificadores de cuentas,  corruptos, etc. Y eso duele, aunque, no dejen de tener su parte de razón.





¿Ha hecho algo la UE para cambiar esa forma de pensar de los unos sobre los otros? Lo siento, porque si lo ha hecho yo no me he enterado. Y no porque yo sea una persona desinformada.





Ahora que la UE va a tener que cambiar su estrategia económica impositiva sobre Grecia, debería replantearse también sus campañas de marketing. Me refiero a que tendrá que vender una imagen más próxima a las necesidades de la vida cotidiana de los ciudadanos que la integran. Tendrá que dejarse sentir más hasta el último rincón de cada pueblecito y de cada hogar. 



Algunas propuestas que podrían ser útiles:


Un currículo básico educativo, en todas las etapas, común para toda la UE.


Una institución de la UE que luchara contra el paro.


Una política sanitaria común a toda la UE.


Una política común de la UE de lucha contra el maltrato y la discriminación contra la mujer.


Una política social común para la protección a los más débiles y necesitados.


Una política común sobre la migración y la redistribución y los derechos y deberes de los migrantes.



Una política común de la UE para la lucha contra la corrupción, el tráfico de personas y los traficantes de la droga.


Una política común de protección, difusión y no discriminación de las lenguas habladas por las minorías dentro de la UE.


Una política de protección, valoración y difusión de las bases humanitarias, filosóficas, éticas e históricas de las culturas que integran le UE.


Un canal de televisión de la UE que se pudiera ver en cada hogar, donde se emitieran todos los programas en todas lenguas que forman la UE. Esto existe en Internet, pero no todos los ciudadanos de la UE tienen acceso a Internet. 


Una emisora de radio de la UE que emitiera también en todas esas lenguas y que se pudiera escuchar en cada rincón de la UE. 


Una productora de películas, documentales y anuncios producidos bajo el sello de  la UE, que se pudieran ver en cada lengua de la misma.


Una firma común que publicara libros, música, vídeos culturales, etc. En los distintos idiomas bajo un sello común de la UE, que fuera muy barata y de gran difusión.  


Un organismo educativo de la UE que facilite el intercambio y la movilidad de estudiantes, de todas las edades, entre la UE.


Un Instituto de la Vivienda de la UE. 








Todo esto acortaría más rápidamente los tramos que existen entre los ciudadanos de primera, segunda y tercera clase. Es necesario que todos, y cada uno, de los ciudadanos de la UE tengan los mismos deberes, pero también los mismos derechos. Eso requiere cambios estructurales, pero no solo en cada uno de los países que la forman, a nivel individual, sino de la misma UE en su conjunto. Está muy bien que se tenga en cuenta nuestra diversidad, pero se debería promover más nuestro derecho a la igualdad.


Para hacer que las estructuras de un país puedan ser cambiadas, sin gran resistencia (tal como llevan haciendo los griegos, y como también estamos haciendo los españoles), antes tendría que haberse mentalizado más a los ciudadanos, para que hubiéramos llegado al convencimiento de que eso era, no solo necesario, sino imprescindible. 


Los alemanes y los franceses han tenido unas culturas muy distintas a las de los países mediterráneos. Cuando los países del norte de la UE dicen a los mediterráneos "tenéis que hacer esto a nivel estructural", los mediterráneos pensamos "nos quieren arruinar la vida", y les echamos la culpa de nuestras desgracias debido a esa mentalidad tan diferente que tenemos. Entonces, está bien que se respete nuestra diversidad, pero habrá que convencernos, por las buenas, por qué es positivo para nosotros, que nos modernicemos y que hagamos cambios estructurales que van a ser beneficiosos para nuestras generaciones futuras. Pero un cambio de mentalidad no se consigue con tan solo apretar tan fuerte las tuercas de la economía de los países mediterráneos que los avoque a la ruina. Hace falta mucho más. 


Lo digo por nuestra propia experiencia como españoles, que hemos sido pro-europeos como el que más, pero que, después de los ajustes económicos impuestos por la UE, ya no le encontramos tanto encanto al hecho de pertenecer a ella. Supongo que les debe ocurrir lo mismo a los griegos.



Entonces, señores políticos de la UE, aprovechen la coyuntura que les están planteando los griegos ahora, y vayan más allá de tan solo replanteamientos económicos, que no son más que parches para una enfermedad endémica. Ya están viendo que, a cada falta de acuerdo, sus usureras políticas financieras se tambalean, poniendo en brete a todo lo que se mueve a su alrededor, causando un dolor innecesario e irreparable en las vidas particulares de todos los ciudadanos de la UE. Un ciudadano de la UE debería de tener siempre motivos para sentirse orgulloso de pertenecer a ella,  no de tener pánico de estar dentro de ella.


Cuando aprobaron el Tratado de la Unión Europea le echaron coraje, así que ahora ... ¡Pónganle corazón, si no la quieren difunta!