miércoles, 8 de julio de 2015

La UE necesita corazón








La Unión Europea está muerta porque le falta corazón. No existe porque los países integrantes y los ciudadanos que la formamos no creemos en ella. Si la Unión Europea creyera en que es posible una Europa Unida no tendríamos unas miras tan estrechas, basadas en egoísmos nacionalistas.



Mientras que Europa no se replantee las políticas económicas que han llevado a la ruina a los países mediterráneos, la Unión Europea seguirá siendo una falacia.



Estos días, resulta una paradoja que un símbolo, de la supuesta Unión Europea, sea un templo Griego. 



Creo que, a raíz de esta re-crisis originada por Grecia, la UE debería cambiar su lema de “Unida en la diversidad” por el de “Unida en la diversidad y la adversidad”.



La UE tiene todo lo necesario para una bonita campaña de marketing: una bandera, un himno, un día y un lema, pero carece de lo esencial, un corazón, que es lo que mantiene unidas a las personas, por encima de las políticas.

La UE no ha fomentado la unidad, se ha limitado a aceptar, a regañadientes, la diversidad. Por eso dentro de ella sigue habiendo países de primera, segunda y tercera clase. ¿Por qué?  Por que, cuando se firmó el Tratado de la Unión Europea en Maastricht, el 7 de febrero de 1992, se basó en tres tratados económicos anteriores. Y se continuó en esa línea de que, la base económica fuera el pilar fundamental. 



¿Qué es lo que quieren los países integrantes de la EU? ¿Una Europa fuerte y unida? Entonces el Tratado que la gobierna en este momento no es suficiente para que pueda conseguir ese objetivo.



Si lo que se quiere formar, es algo parecido a una Europa Federal tendrá que estar unida por algo más que por un tratado económico.



¿Qué saben la mayoría de los ciudadanos españoles sobre Europa y su funcionamiento? ¿Sienten todos los ciudadanos de la UE que los problemas que la atañen son algo suyo también? No tengo la impresión de que la respuesta sea satisfactoria a ambas preguntas. ¿Cuál es la causa de que la mayoría de los españoles desconfíen de todo lo que viene de Alemania o de parte de la Sra. Merkel? Pues porque tenemos la conciencia que no estamos al mismo nivel. Mientras que ellos están en el camarote de primera clase, nosotros seguimos en el de tercera.



¿Tiene los alemanes y los franceses la culpa de ello? Supongo que los ciudadanos que vivimos en los países de tercera clase, en una gran mayoría pensamos, que sí. Mientras que los ciudadanos de los países  de primera y segunda clase tachan a los de la tercera de vagos, despilfarradores, contribuyentes irresponsables, falsificadores de cuentas,  corruptos, etc. Y eso duele, aunque, no dejen de tener su parte de razón.





¿Ha hecho algo la UE para cambiar esa forma de pensar de los unos sobre los otros? Lo siento, porque si lo ha hecho yo no me he enterado. Y no porque yo sea una persona desinformada.





Ahora que la UE va a tener que cambiar su estrategia económica impositiva sobre Grecia, debería replantearse también sus campañas de marketing. Me refiero a que tendrá que vender una imagen más próxima a las necesidades de la vida cotidiana de los ciudadanos que la integran. Tendrá que dejarse sentir más hasta el último rincón de cada pueblecito y de cada hogar. 



Algunas propuestas que podrían ser útiles:


Un currículo básico educativo, en todas las etapas, común para toda la UE.


Una institución de la UE que luchara contra el paro.


Una política sanitaria común a toda la UE.


Una política común de la UE de lucha contra el maltrato y la discriminación contra la mujer.


Una política social común para la protección a los más débiles y necesitados.


Una política común sobre la migración y la redistribución y los derechos y deberes de los migrantes.



Una política común de la UE para la lucha contra la corrupción, el tráfico de personas y los traficantes de la droga.


Una política común de protección, difusión y no discriminación de las lenguas habladas por las minorías dentro de la UE.


Una política de protección, valoración y difusión de las bases humanitarias, filosóficas, éticas e históricas de las culturas que integran le UE.


Un canal de televisión de la UE que se pudiera ver en cada hogar, donde se emitieran todos los programas en todas lenguas que forman la UE. Esto existe en Internet, pero no todos los ciudadanos de la UE tienen acceso a Internet. 


Una emisora de radio de la UE que emitiera también en todas esas lenguas y que se pudiera escuchar en cada rincón de la UE. 


Una productora de películas, documentales y anuncios producidos bajo el sello de  la UE, que se pudieran ver en cada lengua de la misma.


Una firma común que publicara libros, música, vídeos culturales, etc. En los distintos idiomas bajo un sello común de la UE, que fuera muy barata y de gran difusión.  


Un organismo educativo de la UE que facilite el intercambio y la movilidad de estudiantes, de todas las edades, entre la UE.


Un Instituto de la Vivienda de la UE. 








Todo esto acortaría más rápidamente los tramos que existen entre los ciudadanos de primera, segunda y tercera clase. Es necesario que todos, y cada uno, de los ciudadanos de la UE tengan los mismos deberes, pero también los mismos derechos. Eso requiere cambios estructurales, pero no solo en cada uno de los países que la forman, a nivel individual, sino de la misma UE en su conjunto. Está muy bien que se tenga en cuenta nuestra diversidad, pero se debería promover más nuestro derecho a la igualdad.


Para hacer que las estructuras de un país puedan ser cambiadas, sin gran resistencia (tal como llevan haciendo los griegos, y como también estamos haciendo los españoles), antes tendría que haberse mentalizado más a los ciudadanos, para que hubiéramos llegado al convencimiento de que eso era, no solo necesario, sino imprescindible. 


Los alemanes y los franceses han tenido unas culturas muy distintas a las de los países mediterráneos. Cuando los países del norte de la UE dicen a los mediterráneos "tenéis que hacer esto a nivel estructural", los mediterráneos pensamos "nos quieren arruinar la vida", y les echamos la culpa de nuestras desgracias debido a esa mentalidad tan diferente que tenemos. Entonces, está bien que se respete nuestra diversidad, pero habrá que convencernos, por las buenas, por qué es positivo para nosotros, que nos modernicemos y que hagamos cambios estructurales que van a ser beneficiosos para nuestras generaciones futuras. Pero un cambio de mentalidad no se consigue con tan solo apretar tan fuerte las tuercas de la economía de los países mediterráneos que los avoque a la ruina. Hace falta mucho más. 


Lo digo por nuestra propia experiencia como españoles, que hemos sido pro-europeos como el que más, pero que, después de los ajustes económicos impuestos por la UE, ya no le encontramos tanto encanto al hecho de pertenecer a ella. Supongo que les debe ocurrir lo mismo a los griegos.



Entonces, señores políticos de la UE, aprovechen la coyuntura que les están planteando los griegos ahora, y vayan más allá de tan solo replanteamientos económicos, que no son más que parches para una enfermedad endémica. Ya están viendo que, a cada falta de acuerdo, sus usureras políticas financieras se tambalean, poniendo en brete a todo lo que se mueve a su alrededor, causando un dolor innecesario e irreparable en las vidas particulares de todos los ciudadanos de la UE. Un ciudadano de la UE debería de tener siempre motivos para sentirse orgulloso de pertenecer a ella,  no de tener pánico de estar dentro de ella.


Cuando aprobaron el Tratado de la Unión Europea le echaron coraje, así que ahora ... ¡Pónganle corazón, si no la quieren difunta! 



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