Poema dedicado por sus compañeros de trabajo.
Tus ojos chispeantes tras unas gafas color naranja,
tus rizos rojos cubriendo tu carita de manzana salpicada de
estrellas de miel,
tu caminar saltarín,
tus palabras a veces incapaces de seguir el ritmo de tus
veloces e innumerables pensamientos.
Así queremos recordarte;
Como ese torbellino que invadió nuestras vidas de manera
tan dulce y espontánea.
Todo ello queda en nuestro corazón, Charo, y nos hará
esbozar una sonrisa que calmará la ansiedad de corazones
aún inquietos y expectantes de encontrarse de nuevo con el
tuyo, incrédulos aún ante la noticia de tu ausencia y que
seguirán esperando que algún día, sin aviso, de nuevo
aparezca la luz de tus ojos chispeantes tras las gafas color
naranja, tus rizos rojos siguiendo el ritmo de tus pasos
saltarines.
Estamos agradecidos por esa profunda huella que has dejado en nuestras vidas y en nuestros corazones, por ese pedacito de eternidad que seguirá viviendo en cada uno de nosotros. Todo nuestro amor y gratitud para ti, Charo. No te olvidaremos nunca. Esperamos ansiosos el momento del reencuentro para contarte, y que nos cuentes, para vaciar nuestro corazón y volver a llenarlo de vivencias hermosas, como cualquier otra tarde de sábado.
Marzo 2004
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